Es de suma importancia que los productos
extranjeros que ingresan al país tengan una barrera, un arancel o impuesto. El
51% de los argentinos cree que esto es negativo, que perjudica al comercio en su
conjunto. Voy a intentar explicar por qué no lo es.Por lo general, se entiende que el arancel
es una traba para el comercio, cosa que sí lo es, en sentido estricto, pero se
lo considera una traba negativa. En el sentido de la no libertad del comercio.
La palabra libertad ha tomado a lo largo de la historia, cosa que es sencillo
de entender, y muchas veces aplaudimos y exigimos, un significado completamente
positivo. La libertad muchas veces es mucho más restrictiva de lo que su
sentido etimológico sugiere. Esa es otra discusión, volviendo al tema en
cuestión, esa traba económica impide que ese producto fabricado en países de
trabajo semi-esclavo no tenga el mismo valor al comprarlo en su país de origen
que aquí. Si un producto es de industria nacional, sabemos que ese producto
tiene trabajo argentino, lo que significa que una persona o un grupo de ellas,
obtuvo una retribución por agregarle valor a ese producto. Ese salario, que
muchas veces es el único sostén de la familia, será utilizado para comprar
bienes y servicios. Proceso fundamental para la consolidación y extensión del
mercado interno. Ese material hecho en Argentina, lleva consigo el valor del
salario de los trabajadores y las cargas sociales que a estos les corresponden
por derecho. Si a ese producto, lo comparamos con uno de iguales características
fabricado en otro país, en donde los empresarios utilizan mano de obra
semi-esclava, el valor del mismo es mucho menor que el fabricado en casa.
Entonces, a un empresario, si al comprar ese producto en el extranjero y
ponerlo a la venta aquí no le implica ningún costo, exceptuando el de traslado,
le va a convenir importar dicha mercancía. Voy
a dar un ejemplo. La marca de ropa “Kevingston”, debido a las facilidades que
concede el gobierno nacional encabezado por el Ingeniero Macri, comenzó a
importar su ropa. Desde el 11 de diciembre hasta la fecha, las importaciones
textiles crecieron un 66,7% en relación al mismo periodo de 2014/2015. La
empresa Felsom, que fabricaba la indumentaria de la mencionada marca, “suspendió
por 60 días a sus trabajadores”. Podemos avizorar el futuro despido definitivo
de los mismos.
¿Significa
esto que los productos de dicha marca, al ser importados, van a costar menos?
Sí, van a costarle menos a la empresa. Su costo va a ser menor, porque, como
dije anteriormente, en la mayoría de los casos los productos se importan de
países en dónde se produce bajo condiciones infrahumanas, como los talleres
clandestinos de Capital Federal, pero en cambio, por aquellas latitudes,
legales.Entonces,
algún ingenuo dirá: “Entonces los productos serán más baratos”. No, eso nunca.
Porque al importar los productos a un precio menor del que saldría producirlo
acá no hará nunca que la empresa reduzca los precios de venta. Esto, por el
simple hecho de que maximiza sus ganancias, el Leitmotiv del capitalismo.En
conclusión, la libertad de los mercados que se estará trabajando en estos días
en Davos no lo beneficia en nada a Argentina. Se va a perder trabajo argentino
y empresas nacionales van a desaparecer si no hay una regulación que permita
una competencia genuina con productos importados. El arancel es una herramienta
para lograr ese fin. Pero el problema es le siguiente: ¿Cuál es el paradigma
que defiende a ultranza al capitalismo salvaje? Sí, el neoliberalismo, que hoy
nos gobierna.